de los impulsos cerebrales que gobiernan nuestro comportamiento. Estos impulsos revelan la personalidad y despliegan el carácter de manera directa y honesta, ya que están más allá del control consciente. Debido a ello, es prácticamente imposible de “manipular” la elaboración de la prueba, pues se basa en la letra natural del candidato.

Es una técnica rápida de aplicar, lo que facilita el tiempo que invierte el prospecto. A través del estudio grafológico se puede conocer qué motiva a la persona detrás de la faceta que muestra al mundo, qué reacciones, respuestas o conductas tiende a presentar, tanto en el ámbito público y privado, si llega a concretar sus metas, y mucho más...

Algunos aspectos específicos que medimos son: Recursos intelectuales, relacionales, de actitud, nivel de inteligencia, capacidades mentales específicas (análisis, razonamiento lógico, sentido común, pensamiento estratégico, creatividad), visión a largo, mediano y corto plazo, ambiciones, estilo al relacionarse en general, liderazgo, actitud con sus compañeros y superiores, trabajo en equipo, competitividad, empatía, mando, supervisión, vitalidad, recursos para ser productivo y para trabajar, solución de problemas, EGO, autoestima, manejo de conflictos, madurez emocional y áreas de inmadurez, adaptabilidad, motivadores, reacciones negativas ante eventos, frustraciones o personas.

La letra revela también aspectos que pueden implicar riesgos para la Empresa. Estos se refieren a tendencia a mentir, a robar, deficiente control de impulsos sexuales,

 

 

 

 

 

 

 

 


aspectos directamente relacionados con la confiabilidad de la persona.

El estudio grafológico puede emplearse tanto para seleccionar al candidato idóneo con el contexto (tipo de cultura organizacional, tipo de jefe, retos del puesto), para valorar oportunidades de promoción de personal interno, o para definir las necesidades de entrenamiento o coaching.